Jornadas de innovación y transferencia tecnológica en ciencias de la salud
Las Jornadas de innovación y transferencia tecnológica en ciencias de la salud fueron un éxito.
Cuando el tema de debate está bien acotado -innovación en entornos hospitalarios complejos- las preguntas son claras y los ponentes se mojan, las conclusiones también suelen ser cristalinas.
Así ocurrió ayer en la Escuela Nacional de Sanidad, de Madrid, durante la I Jornada sobre Innovación y Transferencia Tecnológica en Ciencias de la Salud, organizada por la Federación Española de Tecnología Sanitaria, la Red de Entidades Gestoras de Investigación Clínica Hospitalaria y Biosanitaria y la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).
El testigo lo cogió pronto Manuel Desco, coordinador de la Red de Innovación en Tecnologías Médicas y Sanitarias (Itemas), promovida por el Instituto de Salud Carlos III: "Nuestro reto es que los gerentes se centren más en la innovación. Ésta es detectada por los médicos. En los centros sabemos dónde nos aprieta el zapato. Pero ¿cómo lo aceptan los gestores, que son quienes tienen que pagarlas? Nosotros proponemos y los gerentes nos dicen que no".
También puso el foco en los profesionales Vicente Gómez Tello, coordinador del Grupo de Innovación, Evaluación de Tecnologías y Metodología de la Investigación de la SEMICYUC: "Queremos llegar a la gente que tiene ideas maravillosas, para captarlas y fomentarlas". El problema lo recordó Ramon Maspons, coordinador de Innovación de la Agencia de Información, Evaluación y Calidad en Salud de la Generalitat de Cataluña: "El flujo de capital y el de innovación van en sentido distinto. Debe existir un entorno facilitador, tanto de arriba abajo -que los directivos se lo crean- como de abajo arriba -implicando al profesional-".
La traslación
Pero siempre que se habla de investigación hay que hacerlo del gran problema, presente por los siglos de los siglos: su traslación. Tomás Gómez, director de la Unidad Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Quemados del Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla, lo ve a su manera: "Si no hay una traslación rápida a mi práctica diaria, no le veo sentido a la innovación. Tiene que ser aplicable y, por supuesto, escalable, de forma que sirva al mayor número de pacientes posible". Gómez, que defendió que los objetivos de I+D+i se incluyan en los contratos programa de los centros, se situó en la misma línea que Desco, que advirtió de que hay que tener claro que llega un momento en el que los proyectos deben producir más recursos que los que a su vez necesitan, es decir, tienen que convertirse en autónomos. En cualquier caso, la eficiencia se puede alcanzar no sólo generando recursos, sino también ahorrándolos, mediante innovación organizativa. Un ejemplo de ésta lo propuso Julio García Comesaña, del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, que explicó que métodos de trabajo eficiente, como el caso de lean, "no exigen compra, aunque sí inversión".
Pero la innovación no sólo tiene que surgir en los procesos internos. Maspons también la reclamó en los externos, por ejemplo en la relación que se establece entre la empresa y la Administración: "Se requieren mecanismos de innovación para la compra pública, con distintos esquemas de relación, caso de las compras por resultados".
Otra relación es la que se establece entre centros, con un mecanismo en boga en los últimos años: las redes de colaboración. Están siendo muy útiles, pero son claramente mejorables, como apuntó Maspons: "Muchas veces se quedan en el intercambio de información; deben tener una estrategia común".
Fuente: diariomedico.com